Julio Valles Rojo
Dentro de los muchos enigmas que nos ha traído esta pandemia que sufrimos, el más importante es saber qué pasará a partir de ahora en esta absurda situación que no se sabe por qué se denomina nueva normalidad ya que nada va a ser normal, aunque muchas de las situaciones por las que pasaremos van a ser completamente nuevas.
Si alguna persona es capaz de saber lo que pasará con el turismo en un futuro próximo y lo puede explicar deberíamos entronizarla como un gran gurú y como salvador de este sector de la economía, ya que sabiendo lo que va a ocurrir es muy fácil tomar medidas y actuar en consecuencia. Nada de esto es posible en este momento porque hay que ser conscientes de que la situación va cambiando drásticamente no solo de un mes a otro y en ciertos lugares de una semana a otra. Nos prometíamos un verano apacible después de que las autoridades trataron de transmitir tranquilidad y que saliéramos de nuestras casas, eso sí con las debidas precauciones, como no podía ser de otra manera.
Y aquí empiezan las dudas de cómo va a ser el turismo y más particularmente el turismo gastronómico, una actividad completamente ligada a los viajes tanto nacionales como internacionales, como es obvio. Si lo hacemos dentro de nuestro territorio hay que tener en cuenta primero el modo de desplazarnos y en este momento está primando hacerlo con nuestros propios medios, evitando trenes, aviones y autobuses, esto ya nos condiciona un poco, pero se está demostrando que al menos esto funciona de cara a hacer una excursión con seguridad. A partir de aquí está la decisión de a dónde vamos, porque queremos encontrar un espacio que nos guste, que nos de tranquilidad y seguridad sanitaria y, aunando todo esto, que sea apetecible.
Aquí entra la capacidad del sector para ofrecernos destinos soñados, pero también se encuentra nuestra duda hacia los lugares que desconocemos, aunque la mayoría estamos optando por ir a aquellos que ya conocemos. Cierto es que estamos encontrando ofertas tentadoras, pero siempre en nuestra mente estará por delante lo conocido, confiando en que, además, tendrán perfectamente controlada la seguridad.
Mi experiencia en este verano ha sido visitar los lugares conocidos, evitar los establecimientos muy concurridos y apostar por la máxima calidad, aunque el precio sea más alto. ¿Puede ser esto una opción de futuro? Parece que sí.
Retomando las llamadas del sector hemos encontrado opciones muy repetidas en cuanto al turismo rural, lo exclusivo en el trato, las ofertas interesantes de establecimientos como los Paradores españoles, las visitas al campo, a viñedos de las diversas rutas del vino, a disfrutar un poco más del interior por aquello de estar menos masificado. ¿Esta es otra opción a tener en cuenta? Pues parece que está funcionando.
Hasta aquí el turismo de interior, pero el internacional tiene además el condicionante de las recomendaciones de los diversos países a sus ciudadanos para que viajen o no en función de esa seguridad que todos buscamos y que en este caso está marcada por una información que a veces no es entendible, y veamos el ejemplo del gobierno británico de pedir no viajar a España cuando es mucho más seguro vivir ahora en Lanzarote que en Londres. No cabe duda de que estamos en una situación crítica para el turismo. Sobre todo para el internacional.
En fin, como vemos, es muy complicado recomendar acciones de futuro cuando es tan cambiante. A principios de verano nadie suponía que tendríamos un rebrote que parece adelantar una segunda fase de la pandemia y esto nos obliga a ser comedidos a la hora de proyectar cómo va a ser el turismo gastronómico en los próximos meses. Desde luego va a estar marcado por asegurar una calidad sanitaria en los lugares que visitemos, conocer muy bien por donde nos movemos y contar con profesionales solventes que sean de nuestra confianza si nos desplazamos a sitios que no conocemos, y como una opción interesante, recorrer a fondo nuestro entorno más próximo donde con seguridad encontraremos una gastronomía conocida que nos asegura satisfacciones como nuestros restaurantes de siempre, de esta forma contribuimos a mantener lo más próximo, y así ayudaremos a nuestros proveedores locales y haremos realidad un poco más lo que dimos en llamar gastronomía Km.0.
En conclusión, con los datos que tenemos hasta ahora, y valorando la experiencia de este principio de verano podríamos afirmar que:
- Se potenciará el turismo nacional.
- El turismo internacional se recuperará muy lentamente y algo mejor el gastronómico menos masificado.
- Serán más solicitados los establecimientos de más calidad.
- Se elegirán locales no muy llenos y preferentemente terrazas al aire libre o climatizadas.
- Las zonas rurales serán destinos muy buscados por el turismo gastronómico.
- Las cocinas regionales entrarán en la preferencia de los turistas y singularmente de los más cercanos a los restaurantes.
- Las rutas del vino son un complemento turístico muy interesante y seguro.
Me gustaría poder dar consejos más rotundos, pero esta pandemia nos está enseñando que hay que ser cautos con todo y confiar en que el sector resista y aprenda a manejar esta situación. Los que sobrevivan sin duda saldrán reforzados esperemos que sean muchos.